lunes, 6 de julio de 2009

Desafío Total

Hola a todos.
Hoy, fiel al tema de mi blog, hago un apartado sobre Philip K. Dick (la K es de Kindred). Debo empezar diciendo que nunca me gustó mucho como escritor (aunque si como inductor de guiones de cine) y que mi opinión no ha variado demasiado aunque si que ha mejorado un poco. Y es que me he (estoy en realidad) pegando un atracón de todas sus obras. Esta es una de las maravillas permitidas por los libros electrónicos: recuperar prácticamente toda la obra de un autor a través de la red. Bueno: empiezo por el principio. Uno de los guiones de ciencia ficción que más me han apasionado de todos los tiempos es el de Desafío Total, la película de Schwarzenegger (que por cierto se llama de segundo como mi hijo) en la que, la gente no lo sabe, pero donde se dio a conocer como sex symbol Sharon Stone en detrimento de Rachel ticotín, a pesar de ser ella la protagonista oficial.


Hago un inciso en mi historia para puntualizar que la Ticotín es además mejor actriz que la Sharon, no en vano aparecía en Distrito apache junto a un magnífico Paul Newman. Los que duden, o no tengan dudas, de quién tenía que ganar el duelo Stone vs Ticotín en Desafío Total, que vean Distrito apache y entenderán lo que estoy sugiriendo (a pesar de que yo mismo esté loco por la Stone).












Más inciso: me encanta la pregunta de Ticotín a Arnold mientras le da un empellón en la entrepierna: ¿Con qué la has alimentado? – y Schwarzi a contestar: “Con rubias”.




Es interesante saber que las escenas de persecución en la tierra, al principio de la película se rodaron en la estación de metro 'Chabacano', en la línea 9 de Ciudad de México. Y la Glorieta de Insurgentes donde Schwarzzi toma el taxi automático, es en realidad la estación inaugural (1969) del metro de la misma ciudad, concretamente el 'metro insurgentes' de la línea 1.
Pero vamos a lo que iba. El guión de Desafío Total. Recordareis (si la habéis visto) que la peli trataba de un pobre obrero (Arnold) sediento de aventuras, de protagonismo y viajes a Marte. Pero como no podía permitirse más que un humilde recorrido en taxi, se pone en manos de una empresa de implantación de falsos (¿) recuerdos [total recall en la peli y Rekal Incorporated en la novela] para vivir unas vacaciones (¿) simuladas. Pero la cosa sale mal (o bien) porque resulta que el simple obrero reacciona fatal a la terapia de Total Recall. Cuando se quieren dar cuenta, Denis Quaid (Arnold en este caso y no Dennis aquel al que su ex Meg Ryan le puso los cuernos con Russell Crowe en el rodaje de Prueba de vida) está destrozando la empresa y grita como un poseso sobre borrados de memoria y recuerdos marcianos. El quid del guión está aquí. Quaid parece no ser el obrero que creía sino un espía que viene precisamente de Marte (de ahí su empeño en volver allí) al que le habían borrado la memoria. Y precisamente el intento de implantación de memoria en Total recall habría reavivado su memoria real. Y es entonces cuando nos surge la duda (¡magistral!). ¿De verdad es Denis Quaid el agente que nos están pintando en la película? O no será que lo que ocurre a partir del intento de implantación de falsa memoria no sea más que eso, la implantación en si. ¿No quería Quaid vivir una aventura como espía en tránsito hacia Marte? Y precisamente eso es lo que consigue. ¿Pero será verdad?. Precisamente eso es lo que vende Total Recall; recuerdos tan reales que no notará la diferencia.
Pues llevo desde que se estrenó la película (1990) intentando leer el guión o la idea original. La idea se llama “Podemos recordarlo todo por usted”, un cuento corto (más de lo que habría deseado) escrito por K. Dick en 1966. Me la leí en un pispás y os lo aseguro, se resume así: El obrero (Douglas Quail en este caso) va efectivamente a Rekal para que le implanten recuerdos. Y al igual que la peli, resulta que lo echan de allí cuando se dan cuenta de que ya tenía recuerdos reales parecidos. De manera que deducen que la cara más oscura del gobierno debe estar detrás del asunto y que más vale que le devuelvan las pelas (al menos la mitad) y lo manden (en el taxi de la peli) a casa. Pero Quail vuelve furioso sin acordarse mucho de lo pasado pero conciente de que le han dejado sin la mitad de su dinero y con el cerebro medio-lobotomizado. Cuando pide cuentas a Rekal, llega al acuerdo de intentar ponerle otro implante para procurar arreglar (aunque sea una chapuza) las cosas. De hecho, Douglas pide que le implanten algo convincente para ver si queda contento con el recuerdo. El nuevo recuerdo a implantar es más increíble todavía que el primero (el de que es un espía que viene de Marte). No quiero contarlo del todo por si lo queréis leer, pero resulta que la nueva historia que le intentan implantar también la ha vivido realmente Quail.
Y ya está. El cuento no es más que eso. Por eso doy gracias a David Cronenberg que fue el primero en intentar dirigir la película (escribió algún borrador) aunque Paul Verhoeven la dirigiera finalmente. Gracias a los dos pero sobre todo al excelso guionista Dan O'Bannon que es quién realmente desarolló toda la trama adicional al cuento de K. Dick. Y es que la película sobrepasa ampliamente el cuento de su instigador.














Y para terminar: Esto mismo pasa con Blade Runner (1982) y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (P. K. Dick 1968). La novela corta, (en este caso un poco más larga que la anterior) desmerece absolutamente de su progenie del celuloide. La idea que resalta del cuento de K. Dick es la de una sociedad futurista (1992) lúgubre (más deprimente que el de la peli si cabe) en el que las mascotas son quizás robots y Rick Deckard es un Blade Runner (peli) – cazador de bonificaciones (novela).








El otro cuento de K Dick que me decepciona, aunque no tanto, es “La segunda variedad” en el que se basa la película “Screamers” llamada aquí “Asesinos cibernéticos”. El principio es un calco del cuento pero al final resulta ser un resumen aventajado de la película.





Una cosita más, de las que me han reconciliado con K. Dick. Acabo de leer “Cantata 140” (Despertad durmientes, la voz nos llama – J. S. Bach) y la verdad es que me ha encantado. Lo curioso de la novelita es que sitúa al primer presidente negro de estados Unidos en el año 2080. Esto es 71 años después de Barack Obama. No es menos cierto que el mismo K. Dick justifica la tardanza de su elección por unos supuestos acontecimientos (que no describe) ocurridos en 1993. También es verdad que la novela apareció en 1966.Todo lo demás que me habría gustado deciros lo dice mucho mejor Mariana Ruiz Romero aqui.

Y para despedirnos por hoy, os diré que siempre me quedará la duda de cómo sería Desafío Total con Richard Dreyfuss o Patrick Swayze, los primeros propuestos para el papel.